La falda de la Popa, La Ciénaga de la Virgen, Mandela, Pozón y el Líbano. Setenta y siete pandillas, 435000 personas de escasos recursos, 2307 partos al año en niñas de hasta 15 años, niñas de 12 a 16 años entregadas a la prostitución.
Estas son las cifras que enmarcan más del 50% de la ciudad de Cartagena. Las pandillas consideradas por el alcalde la ciudad como desadaptados, no son más que niños y adolescentes que difícilmente tiene acceso a la educación, al trabajo y mucho menos al deporte; y cuyas vidas transcurren entre armas, drogas y delito.
Por su parte la clínica Rafael Calvo recibe más de 1000 partos al año en niñas que no pasan de los 14 o 15 años de edad. La falta de educación crea en las niñas expectativas de ser tan solo madres y esposas, y de igual forma afirma en ellas mitos acerca de cómo evitar el embarazo que rayan hasta en lo absurdo. Niñas que si no terminan embarazadas, terminan en la prostitución.
No es difícil entender que la principal razón de estas situaciones tan lamentables y asombrosas es la falta de educación que sufren las personas, en especial los niños, de la ciudad de Cartagena. De la mano de la pobreza, la falta de educación es el principal causante de los más importantes problemas que aquejan a la ciudad.
Fuera de las playas y la hermosa y admirada ciudad amurallada, existen en Cartagena una infinidad de barrios que sucumben ante la pobreza y la falta de educación. Miles de barrios que enmarcan la miseria pero que tienen de vecinos a las principales y más grandes empresas de la ciudad y del país.
Es asombroso ver como se puede manejar tales cantidades de dinero, de producción y exportación de bienes, de aprovechamiento de recursos de la ciudad, y no ser capaces de devolver un poco a la comunidad.
Todas las empresas sean de servicio social o no tengan nada en común con este tema, deben y están en la obligación de ser actores sociales, de ser socialmente responsables. Aparte de las leyes y normas que rigen el funcionamiento de cualquier organización, la responsabilidad social es un deber ser de toda empresa. No lo veamos solo por el aspecto más primordial que es el hecho de apoyar a la comunidad, y permitir un crecimiento integral no solo de esta sino de la ciudad; sino que ser socialmente responsables permite a largo plazo incrementar la productividad de cualquier empresa.
Este tema de la responsabilidad ha dejado de ser solo un concepto para convertirse en un gran poder de cierta forma. Una de las entidades que velan por la RSE es el Centro Colombiano de Responsabilidad Empresarial, CCRE. “promover la investigación para construir sistemas de gestión en RSE y ética de las organizaciones, que agreguen valor a éstas, a sus miembros, apoyen el fortalecimiento institucional, generen beneficio a la sociedad colombiana y aporten al desarrollo del país, de tal manera que se generen cambios culturales y la construcción de una convivencia democrática. “. Dentro de sus principales clientes están: Bavaria, Seguros Bolívar, GHK Company Colombia, British Petroleum Company y Procter & Gamble, entre otras grandes e importantes compañías. Esto una vez más nos da un indicio que la labor de ser responsables es un hecho y que se no solo se regula sino que se atiende.